José Villa Soberón, uno de los más notables de la escultura cubana, recibió en esta ciudad la réplica del Cemí de Gran Tierra, símbolo de la provincia más oriental de Cuba.
Personalidades de la cultura, representantes de diferentes sectores de la sociedad en esta provincia, y autoridades políticas y de gobierno, en compañía de Stefano Vescovi, embajador de Suiza en nuestro país, asistieron a la ceremonia de entrega, realizada en uno de los salones de la guantanamera Plaza de la Revolución Mariana Grajales Coello.
Al pie del conjunto monumentario proyectado por Villa Soberón en coautoría con Enrique Angulo (también escultor), y el arquitecto Rómulo Fernández Bilardo, en uno de los salones del emblemático sitio inaugurado por Fidel el 26 de julio de 1985, el vicegobernador de Guantánamo, Carlos Raúl Martínez, le entregó al Premio Nacional de Artes Plásticas 2008 la estatuilla que reconoce sus aportes al desarrollo cultural y social de este territorio.
Asumido como símbolo de la provincia de Guantánamo, el Cemí de Gran Tierra es una estatuilla aborigen antillana de 92 centímetros de alto, tallada en guayacán negro; su forma es semicilíndrica y alargada, con representación humana estilizada e incrustaciones de concha en el ojo izquierdo. Fue encontrada en 1903 en Maisí.
Diríase una metáfora de esa resistencia y rebeldía centenarias de los guantanameros y sus luchas, legado que viene de nuestras raíces, desde el cacicazgo taíno en esta región, liderado por Hatuey, Guayo y Guamá.
Con este, su símbolo, Guantánamo reconoce aportes excepcionales por parte de personalidades e instituciones al desarrollo del territorio en diferentes esferas y actividades. Al recibirlo, Villa Soberón agradeció el gesto, rememoró pasajes de su formación como artista y de su relación con esta provincia; confesó que la noticia de que su propuesta había sido la elegida para construir esta plaza lo impresionó fuerte, sobre todo por la responsabilidad que implicaba la obra, y la juventud que había entonces en él y los demás coautores del proyecto.
El artista celebra recibir este reconocimiento ahora, «porque sucede cuando vengo a dejar otra de mis obras en la provincia», dijo, en referencia a la escultura de Enriqueta Favez, develada minutos después en el boulevard Guantanamero.
De manera simultánea, y con la presencia de Stefano Vescovi, embajador de Suiza en Cuba, en la galería La Celosía de la Uneac en la urbe guantanamera quedó abierta «Entre los géneros y los mundos», exposición que muestra el camino de la Favez desde su Lausana natal hasta Nueva Orleans.
En el intermedio de ese camino, la doctora Favez se detuvo en Santiago de Cuba primero, y en la ciudad de Baracoa en el segundo decenio del siglo XIX, donde, con identidad masculina para burlar los prejuicios de la época, ejerció como médico. Descubierta, enjuiciada y sancionada, viajó más tarde a Estados Unidos.