Con orgullo cuenta de sus orígenes en la intricada comunidad costera de Patana, cercana a la Punta de Maisí, en el extremo más oriental de Cuba.
Es Patana una región donde existen sitios arqueológicos de gran importancia que evidencian la cultura agroalfarera de nuestros antepasados aborígenes en la región. Allí se encontró el gran ídolo o Cemí, devenido símbolo de Guantánamo, por acuerdo de la Asamblea provincial del Poder Popular.
Desde mediados del siglo XIX, y hasta nuestros días, los humildes habitantes de Patana se dedican a la pesca y las producciones agropecuarias, incluyendo el cultivo del café.
En esa comunidad, casi inhabitada hoy, en una familia numerosa y ambiente de laboriosidad nació Emilio Matos Mosqueda, a quien muchas veces le he escuchado contar que hasta los 12 años durmió en una hamaca, no conocía la corriente eléctrica y mucho menos ese equipo que luego supo se llamaba televisor.
Pero, como para muchos también hasta Patana llegó la Revolución, y con ella la igualdad de oportunidades. Y Emilio o como más le gusta que le llamen Emilito no las desaprovechó.
Y así a la par de practicar deportes, curso tras curso, fue superando niveles de enseñanza, hasta ver convertido su sueño de estudiar cultura física.
Luego llegaría la vida laboral, su pasó por diferentes centros educacionales y en diferentes responsabilidades desde profesor hasta director de escuela, hasta comenzar a trabajar en la Asamblea municipal del Poder Popular de Maisí.
Desde muy joven tanto en el deporte como en el gobierno ha cumplido diferentes responsabilidades y como pocos ha transitado en más de dos décadas por diferentes responsabilidades en los Órganos Locales del Poder Popular, que van desde Presidente de la Asamblea municipal de Maisí, Vicepresidente y Presidente de la Asamblea provincial, hasta convertirse en el Primer Gobernador de Guantánamo.
Cargo que, en tiempos de carencias y limitaciones, ocupó hasta hace unos días, y del que se despide como los grandes atletas: con la frente en alto, cuando han dado todos sus esfuerzos al cumplimiento de una meta.
El Comandante Ernesto Che Guevara, en su obra “El Socialismo y el Hombre en Cuba, testamento político escrito en 1965, expresaba y cito: “El verdadero revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor y debe unir a su espíritu apasionado, una mente fría: tomar decisiones dolorosas, sin que se le contraiga un solo músculo…”
Y esta máxima del Che ha signado siempre la labor del compañero Emilio, en su desempeño y en las diferentes responsabilidades y tareas asignadas por el Partido y la Revolución.
A Emilio lo caracteriza su modestia, su humildad, su honradez y su dedicación al trabajo. Es y será siempre ejemplo a imitar por quienes hemos sido sus subordinados y le hemos acompañado en la titánica tarea de lograr entre todos un Guantánamo Mejor.
Para quien escribe estas líneas es un placer haber aprendido y compartido muchas horas a su lado, pero sobre todo sentir su apoyo, su mano amiga cuando la vida nos golpea con alguna situación complicada.
Pronto lo veremos en alguna nueva tarea, sea cual sea, la cumplirá bajo el precepto Martiano de “La Utilidad de la Virtud”. Bien lo sabemos los que trabajamos con Emilio, el jefe o mejor Emilito el amigo.
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