Palacio Salcines
Es uno de los primeros trabajos proyectados por José Lecticio Salcines Morlote, una vez graduado en 1913 en la Universidad de La Habana como Arquitecto e Ingeniero Civil y Eléctrico.
Influenciado por las corrientes des Beaux Arts diseña y supervisa la construcción desde sus inicios hasta 1919, en que concluye. El proyecto inicialmente concebía solo dos niveles y durante la ejecución se decidió por la familia incorporarle un tercero.
La construcción se yergue en una céntrica esquina de la ciudad en un lateral esquinero casi cuadrado, del cual el arquitecto sacó el mejor provecho en cuanto a la utilización de los espacios y en el tratamiento formal que recibió.
Se acentuó la esquina con una cúpula nervada que jerarquizó a todo el edificio. Cada nivel obedecía a una estructura espacial distinta, motivado por los variados usos a que estaban destinadas.
La planta baja se concibió para dedicarla a oficinas de negocios, por largo tiempo radicó allí la consulta del Doctor Felipe Salcines, hermano del arquitecto. Durante un tiempo allí estuvo también el Ayuntamiento de Guantánamo. El segundo y tercer nivel eran dedicados a las dependencias de la familia Salcines.
Excepto el tercer nivel, los restantes espacios fueron concebidos de manera compacta, o sea, que se aprovecha en su casi totalidad el área construida, situación que propició la aparición de novedosas soluciones para la ciudad, como el lucernario para la obtención de la luz natural, tamizada por cristales de colores.
La ventilación es resuelta gracias a los amplios vanos de puertas y ventanas que daban al exterior y los altos puntales que tenía cada nivel. Especial atención merecen los dos últimos niveles en cuanto a la distribución espacial y su decoración.
Salcines rompe con los esquemas tradicionales de las plantas de las casas coloniales, toma una nueva postura de la escuela europea, le da mucha importancia a los espacios sociales, vinculados a las posibilidades económicas de este grupo social.
El cuarto de baño en esta edificación dejó de ser un local aislado y retirado al fondo para integrarse a los dormitorios. Aparece además el cuarto para costura y bordados de la mujer, y los recibidores en los distintos lugares de la casa. La decoración de la casa fue realizada por el barcelonés Buenaventura Morando, que recreó el salón principal con grandes murales y cenefas particulares para cada espacio, a un costo inicial de 1000 pesos.
La escultura mayor, obra del italiano Américo Chini, que lleva como nombre La Fama, está inspirada en la llamada La fuente de La Fama, reproducida en Segovia, España. Esta escultura es símbolo de la ciudad desde 1995.
En esta edificación se manifiesta el eclecticismo con mucha fuerza y se insertan además elementos que por su diseño rememoran el art-nouveau catalán. Las fachadas este y norte están concebidas con elementos no menos importantes de la escultura menor, que sirven de apoyo estilístico, trabajos de alto y bajo relieve adosados a la pared como figuras humanas en rostros y cuerpos infantiles, balaustradas art-nouveau imitando guirnaldas y balconcillos; todo unido a una caprichosa carpintería.
El elemento de mayor vigor lo constituye la cúpula con linternas frontales selladas, pero abierta cenitalmente con el objetivo de que desarrollara un excelente mirador a la ciudad. Todas las paredes exteriores están terminadas con un repello fino color terracota, dejadas ex profeso con este color y acentuada formalmente a manera de sillares. Los interiores se terminaron con masilla y yeso.
La estructura de la edificación es de hormigón armado combinados con los aportes constructivos de los catalanes en la esbeltez de los muros alicatados, bóvedas catalanas en la escalera, y cubierta de viguetas y bovedillas de ladrillos. En los pisos de la escalera se utilizó el mármol de Carrara.
Las puertas, todas de madera, tuvieron diseños distintos según las plantas. En la primera se utilizaron puertas de tableros resaltados y cristal esmerilado. En la segunda primaba la persianería francesa y en la tercera, la madera y el cristal de colores con el diseño sinuoso del art-nouveau.
En la planta baja estuvo la oficina principal de correos de la ciudad hasta 1994, lo que provocó sensibles cambios en los interiores, como el sellaje del lucernario y un reforzamiento estructural muy oportuno.
En la segunda planta se mantuvo una vivienda hasta 1994 y la tercera estuvo comprometida con el Sindicato Municipal de Educación hasta esa propia fecha. Una vez liberado el edificio se comenzó la restauración a cargo del arquitecto Alberto Brauet y del ingeniero Raúl Ríos.
En 1999 se iniciaron los trabajos de restauración de la pintura mural hasta realizar el 70 por ciento de ellas. En la planta baja se encuentra actualmente la Galería de Arte Salcines; en la segunda, el Museo de Artes Decorativas y el tercer nivel lo ocupa el Centro Provincial de Patrimonio Cultural. (Tomado de Guía Patrimonial)
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